Factores ambientales y sociales, no solo dieta y ejercicio, factores que contribuyen con la obesidad
Factores ambientales y sociales, no solo dieta y ejercicio, factores que contribuyen con la obesidad
Este artículo es parte del proyecto conjunto Recupere su bienestar de HealthyWomen y Black Women’s Health Imperative.
En la escuela primaria, una enfermera escolar le dijo a Kylie* que estaba “demasiado” gorda. Para cuando alcanzó la adolescencia, un pediatra le dijo que pierda peso. “Es verdad, era un poquito gorda”, dijo Kylie, “pero solo tenía tres libras de más. Sin embargo, puesto que profesionales médicos decidieron que había problemas con mi cuerpo, desarrolle un trastorno alimentario compulsivo y problemas con mi imagen corporal”.
Desde 2013, la comunidad médica ha reconocido a la obesidad como una enfermedad que ocurre cuando alguien tiene un índice de masa corporal (Imc) de 30 o más. Cuando era una adolescente, a inicios de la década de los 80, el doctor de Kylie solicitó que venga cada semana para pesarse, aun cuando ella tenía un Imc de apenas 23.8. En la secundaria, ella dejo de comer para perder peso, bajando de 150 a 137 libras. Con el paso de los años, el peso de Kylie siguió subiendo y bajando. A su edad actual de 55 años, tiene un Imc de 35 y pesa 240 libras.
“Tengo una consistencia gruesa tal como mi abuela de parte de madre y mis hermanas, y mis senos y caderas empezaron a crecer cuando era muy joven”, dijo Kylie. “El comer compulsivamente también es algo común en mi familia, es un factor genético. Mi peso fue determinado por esas razones naturales”.
Aunque los factores genéticos de riesgo en lo que se refiere a trastornos alimentarios compulsivos pudieron haber contribuido con los problemas de peso de Kylie, durante todos esos años ningún médico habló con ella sobre sus antecedentes familiares. De hecho, aparte de su pediatra quien bromeaba diciendo, “no tomes tanta cerveza”, ningún otro médico le dijo nada sobre cómo administrar su peso aparte de decirle que simplemente lo pierda.
Investigaciones recientes de Duke University indican que asesoría genérica sobre cómo perder peso no ayuda a los pacientes a hacerlo. En contraste, el dar consejos específicos y proporcionar programas personalizados para perder peso son medidas más efectivas. Muchos de estos programas, sin embargo, se enfocan principalmente en alcanzar objetivos de pérdida de peso incorporando cambios de estilo de vida a largo plazo en lo que se refiere a hábitos cotidianos de ejercicio y alimentación.
Aunque estos son factores que ciertamente contribuirán con la salud de una persona, los índices de obesidad se han asociado a múltiples factores que tienen poca relación con el estilo de vida. Por ejemplo, factores socioeconómicos tales como la falta de acceso a parques públicos y el nivel de educación y de ingresos tienen una relación con índices más altos de obesidad. Personas con inseguridad alimentaria, incluyendo aquellas que viven en desiertos alimenticios también tienen un riesgo más alto de obesidad. La obesidad también afecta a ciertas poblaciones raciales y étnicas más que a otras, particularmente a los adultos no hispanos de raza negra y a adultos hispanos. Dicho de otra forma, los problemas son complejos, lo que quiere decir que además de un enfoque en el estilo de vida, también podría ser útil para los médicos empezar a tratar a las personas en una forma integral, examinando los factores ambientales y sociales que contribuyen con su obesidad.
La obesidad es un problema complicado
Según la Organización mundial de la salud, la obesidad a nivel mundial se ha triplicado desde 1975. En febrero, los Centros para el control y prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) reportaron que los índices de obesidad en Estados Unidos superaron el 40% por primera vez, siendo los afroamericanos las personas más afectadas (49.6%). La epidemia de obesidad de Estados Unidos y del mundo tiene muchas implicaciones para numerosas personas que padecen de obesidad.
La gente que padece de obesidad podría tener un mayor riesgo de presión arterial alta, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas coronarias, osteoartritis, muchos tipos de cáncer y una serie de enfermedades y condiciones graves. La obesidad también ha demostrado empeorar los resultados e incrementar el riesgo de una condición severa para personas que se contagian de la COVID-19.
Sin embargo, el padecer de obesidad no significa necesariamente que una persona tenga alguna condición médica. Por ejemplo, entre un tercio y tres cuartos de las personas que padecen de obesidad no muestran señales de mayores niveles de presión arterial, colesterol alto o resistencia a la insulina, lo que demuestra que el tejido graso no siempre implica una salud deficiente.
La falta de enfoque en estos hechos refuerzan lo que algunos investigadores llaman “una cultura que tiene estigmas sobre el peso“. Muchos métodos tradicionales de pérdida de peso se enfocan en la fuerza de la voluntad, pero efectivamente se enfocan más en un avergonzamiento por gordura que en una pérdida de peso real. “Coma menos y haga más ejercicio” es la retórica que mucha gente con obesidad escucha de los médicos, pero un estudio reciente hecho para determinar la efectividad de 14 dietas populares demostró que no funcionan.
Aunque puede que inicialmente ayuden a personas a perder peso, los beneficios de las dietas desaparecen con el paso del tiempo. Después de un año, los efectos desaparecen en una gran magnitud. Y aunque se nos ha dicho muchas veces que el ejercicio es la clave para perder peso, en realidad, toma un monto enorme de esfuerzo y tiempo para que dicha actividad, por sí sola, contribuya con una pérdida de peso significativa.
Los médicos deben examinar más en vez de solo investigar lo que usted come
Muchas personas luchan con la obesidad porque no están abordando los problemas correctos. Alexander Suvorov es un toxicólogo ambiental de la Universidad de Massachusetts Amherst, y cree que químicos artificiales podrían tener un enorme impacto en la salud humana.
En un estudio reciente, Suvorov y colegas investigadores recabaron información de miles de estudios y analizaron sus datos para aprender como los químicos afectan a varios genes. “Lo que aprendimos fue que la exposición a miles de químicos contribuye con muchos problemas y condiciones médicas, pero el metabolismo es el parámetro más vulnerable y sensible”, explicó el Sr. Suvorov. Esto es, en parte, porque los químicos pueden afectar las señales de los PPAR [Receptores activados por proliferadores peroxisomales]. Los PPAR son un grupo de proteínas que ayudan a regular la expresión de los genes, y su actividad es un factor contribuyente de la obesidad, del síndrome metabólico y de enfermedades relacionadas.
Kylie cree que sus problemas de obesidad son causados e incrementados por las dificultades de la vida moderna, particularmente por el insomnio. De hecho, investigaciones indican que una falta de sueño puede ser un factor de riesgo para la obesidad. Aunque no se entiende claramente los mecanismos que causan esto, parece ser que deficiencias de sueño alteran los balances hormonales e insulínicos, lo cual hace que la gente que tiene sueño sienta hambre.
Según un estudio de 2018, aproximadamente el 25% de estadounidenses tienen insomnio agudo anualmente y los CDC reportan que el 33% de adultos que duermen menos de siete horas por noche reportan padecer de obesidaden comparación con el 26.5% de adultos que duermen siete horas o más.
Necesitamos un nuevo método ahora y en el futuro
La obesidad es un problema complicado, su manejo requiere nuevas estrategias que abarquen factores ambientales y sociales adicionalmente al peso o al Imc de cada persona.
¿Qué puede ayudar a los médicos a hacer la transición a una atención más integral? El Sr. Suvorov dijo, “necesitamos más estudios epidemiológicos para entender de mejor forma que químicos cambian la bioquímica de las células. Debemos identificar en que prioridades de salud pública y en qué resultados de nuestra salud nos queremos enfocar.
Los médicos necesitan tener un mejor conocimiento sobre la obesidad y necesitan evaluar más factores que solo los números para dar a los pacientes la atención con la calidad que ellos merecen.
Este recurso se preparó con la asistencia de Novo Nordisk.